domingo, 9 de febrero de 2014

Fertilidad: los tiempos del reloj biológico
 

 
Este artículo se publicó originalmente en: www.diariodemocracia.com
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En la actualidad, las prioridades y los proyectos personales han cambiado postergando metas como la maternidad. En este contexto, es importante conocer la realidad del reloj biológico para actuar con celeridad al momento de emprender el lindo camino de ser padres.
Estudiar una carrera, obtener experiencia laboral, afianzar la relación y conseguir la tan anhelada estabilidad económica. Por uno u otro motivo, en la actualidad la meta de la maternidad ha sido postergada. Es así como, en muchas ocasiones, las parejas se encuentran con los primeros deseos de ser padres una vez llegados los 35 años.
Al mismo tiempo, se enfrentan a la realidad del reloj biológico, una carrera contra el tiempo. Afortunadamente, de la misma forma en que han cambiado las costumbres, han avanzado los estudios sobre fertilidad lo que hace que sea más viable el objetivo. 
En líneas generales, el reloj biológico comprende desde la primera menstruación de la mujer hasta la última; es decir, es el período aproximado entre los 15 y los 45 años en el cual una mujer es capaz de tener un hijo en forma natural.
Sin embargo, la capacidad reproductiva femenina se reduce a medida que pasan los años debido a la disminución de los óvulos en cantidad y calidad. En este sentido, la reserva ovárica máxima se consigue a las 20 semanas de gestación cuando el feto posee 7 millones de folículos en sus ovarios. En el nacimiento, la reserva baja a 1 ó 2 millones de folículos y llega a los 400 mil al producirse la primera menstruación.
Por tal motivo, la edad es un factor importante en la meta reproductiva. El período de mayor fecundidad de la mujer se sitúa entre los 20 y los 27 años, etapa donde la probabilidad mensual de embarazo es entre un 20 y 25% en los casos donde no se presenten problemas específicos. Una vez cumplidos los 35, las posibilidades de concebir se reducen a un 15% por año llegando a caer a un 2 ó 3% anual a partir de los 40.
Del mismo modo, el paso del tiempo va disminuyendo la calidad y capacidad reproductiva masculina. Más específicamente, el hombre se enfrenta a su reloj biológico entre los 45 y 50 años de edad.
La mayor probabilidad de tener un embarazo de alto riesgo es otro de los aspectos a considerar en la carrera por la maternidad. No es sólo más difícil concebir a mayor edad, sino que también existen más posibilidades de aborto, de contraer anomalías cromosómicas y de partos prematuros.
Ante este contexto, la recomendación principal es actuar con rapidez. Por eso, se aconseja consultar de inmediato a un especialista de fertilidad a aquellas parejas que llevan más de 12 meses intentando concebir sin éxito; en los casos de las mujeres mayores de 35 años, el plazo se acorta a 8 meses.
Generalmente en los hombres, los estudios consisten en un espermograma completo para evaluar la calidad y normalidad del esperma. Para la mujer, se realiza un doble análisis: por un lado del ciclo de ovulación y por el otro un estudio hormonal para evaluar las hormonas reproductivas, tiroideas, prolactina y andrógenos. Para completar la revisión, se realiza una histerosalpingografía (HSG) para evaluar la cavidad uterina y las trompas de falopio.
Al cabo de uno o dos meses, se tendrá el estudio completo con los resultados adecuados a partir de los cuales se planificará las acciones acordes a cada caso. En la actualidad, los adelantos científicos en fertilidad brindan diversas soluciones para lograr el objetivo de la maternidad, entre ellas se destaca: la ovulación inducida, inseminación artificial y fecundación in Vitro.
Con el tiempo, los proyectos personales han cambiado y con ello la meta de ser padres se ha visto postergada. En este sentido, la principal recomendación es ser concientes de la realidad del reloj biológico, no con la intención de preocuparse, sino de actuar con rapidez una vez que las parejas decidan el mejor momento para encaminar el camino de la paternidad.